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Preguntas y respuestas sobre las escuelas y la COVID-19

18 de septiembre de 2020 | Q&A

¿Los niños tienen un menor riesgo de contraer la COVID-19 que los adultos?

Hasta el momento, los datos apuntan a que los niños menores de 18 años de edad representan cerca del 8,5% de los casos notificados y registran un número relativamente bajo de muertes en comparación con otros grupos de edad, y suelen presentar una enfermedad leve. No obstante, se han dado casos de pacientes críticos. Al igual que sucede con los adultos, en los niños las afecciones de salud preexistentes podrían ser un factor de riesgo de enfermedad grave y admisión en cuidados intensivos.

Se están realizando más estudios para evaluar el riesgo de infección en los niños y comprender mejor la transmisión en este grupo de edad. 


¿Cuál es el papel de los niños en la transmisión?

Todavía no se ha esclarecido totalmente el papel de los niños en la transmisión. Hasta la fecha, se han notificado pocos brotes en escuelas o que afecten a niños. Aun así, el pequeño número de brotes comunicados entre el personal docente o asociado indica que es posible que la COVID-19 se propague en los entornos educativos, aunque de forma limitada. 

Puesto que los niños suelen presentar cuadros clínicos más leves y menos síntomas, los casos pueden pasar a veces inadvertidos. Es importante señalar que, de acuerdo con los datos iniciales de los estudios, las tasas de infección entre los adolescentes pueden ser más altas que en los niños más pequeños. 

Teniendo en cuenta que muchos países apenas acaban de empezar a levantar las restricciones que limitaban las actividades, todavía están por ver los efectos a largo plazo de la apertura de las escuelas en la transmisión comunitaria. En algunos estudios de modelización se ha observado que el efecto de la reapertura de las escuelas sobre la transmisión en el resto de la comunidad podría ser pequeño, pero falta claridad sobre este punto. Se están realizando más estudios sobre el papel de los niños en la transmisión dentro y fuera de los entornos educativos. La OMS está colaborando con científicos de todo el mundo para elaborar protocolos que los países puedan utilizar para estudiar la transmisión de la COVID-19 en las instituciones educativas, que pronto estarán disponibles en este enlace


¿Es conveniente que los niños con problemas de salud subyacentes (cáncer, diabetes, obesidad) vuelvan a la escuela?

La conveniencia de que un niño acuda a la escuela depende de su estado de salud, de la transmisión de la COVID-19 que se esté dando en ese momento en la colectividad y de las medidas de protección que la escuela y la sociedad hayan adoptado para reducir el riesgo de transmisión. Si bien las pruebas actuales indican que el riesgo de enfermedad grave para los niños es menor en general que para los adultos, pueden tomarse precauciones especiales para reducir al mínimo el riesgo de infección entre los niños. Además, deben sopesarse los beneficios de volver a la escuela. 

Las pruebas de que se dispone en estos momentos indican que las personas con afecciones subyacentes como asma (de moderado a grave) u otras enfermedades respiratorias crónicas, obesidad, diabetes o cáncer corren un mayor riesgo de presentar síntomas graves y de fallecer que las personas sin otras dolencias. Esto parece aplicarse también a los niños, pero aún hace falta más información al respecto. 


¿Es conveniente que el personal docente o auxiliar con problemas de salud subyacentes vuelva a la escuela?

Los adultos mayores de 60 años y las personas con afecciones subyacentes tienen un mayor riesgo de presentar síntomas graves y de fallecer. La decisión de regresar a un entorno educativo depende de cada persona y debe incluir la consideración de la tendencia de la enfermedad en la zona, así como las medidas que se estén aplicando en las escuelas para prevenir una mayor propagación.


¿Cuál es el periodo de incubación en los niños?

El periodo de incubación en los niños es el mismo que en los adultos. Entre la exposición al virus que causa la COVID-19 y el inicio de los síntomas pueden pasar entre 1 y 14 días, si bien lo habitual es entre 5 y 6 días.


¿Qué consideraciones deben tenerse en cuenta al decidir sobre la reapertura o el cierre de las escuelas?

La decisión de cerrar, cerrar parcialmente o reabrir las escuelas debe guiarse por un enfoque basado en los riesgos para maximizar los beneficios educativos, de bienestar y de salud para los estudiantes, el personal docente y auxiliar y la sociedad en general. Además, debe contribuir a prevenir un nuevo brote de COVID-19 en la comunidad.

Deben evaluarse varios elementos para decidir si se reabren o se mantienen abiertas las escuelas:

  • la epidemiología de la COVID-19 a nivel local: la situación puede variar de un lugar a otro dentro de un mismo país
  • beneficios y riesgos: ¿cuáles son los beneficios y los riesgos probables para los niños y el personal de la reapertura de las escuelas? Esto incluye considerar:
  • la intensidad de transmisión en la zona en la que funciona la escuela: situación de ausencia de casos, casos esporádicos, transmisión por conglomerados o transmisión comunitaria;
  • los efectos generales del cierre de las escuelas en términos de educación, salud general y bienestar, y sobre las poblaciones vulnerables y marginadas (niñas, desplazados y personas con discapacidad, etc.);
  • la eficacia de las estrategias de aprendizaje a distancia. 
  • la detección y la respuesta: ¿las autoridades sanitarias locales pueden actuar rápidamente?
  • la capacidad de las escuelas/las instituciones educativas para funcionar de manera segura
  • la colaboración y coordinación: ¿la escuela está colaborando con las autoridades locales de salud pública?
  • las demás medidas de salud pública aplicadas fuera de las escuelas

¿Qué beneficios proporcionaría la reapertura de las escuelas?

El cierre de las escuelas tiene un claro efecto negativo en la salud, la educación y el desarrollo infantil, así como en los ingresos familiares y en la economía en general.

La decisión de volver a abrir las escuelas debe incluir la consideración de los siguientes beneficios:

  • los estudiantes podrán completar sus estudios y pasar al siguiente nivel; 
  • los servicios esenciales, el acceso a la nutrición y el bienestar infantil, como la prevención de la violencia contra los niños;
  • el bienestar social y psicológico;
  • el acceso a información fiable sobre cómo protegerse a sí mismos y a los demás;
  • la reducción del riesgo de abandono escolar;
  • los beneficios para la sociedad, como permitir que los padres trabajen.

¿Cuáles son las medidas de prevención y control que deben prepararse y ponerse en marcha en las escuelas?

Hay varias medidas y requisitos que deberían revisarse y ponerse en práctica para prevenir la introducción y la propagación de la COVID-19 en las escuelas y la comunidad, y garantizar la seguridad de los niños y del personal escolar mientras estén en la escuela. Deben estudiarse disposiciones especiales para el desarrollo en la primera infancia, los centros de enseñanza superior, los internados y las instituciones especializadas. 

La OMS recomienda lo siguiente:

Medidas a nivel comunitario: detección temprana, realización de pruebas y rastreo y cuarentena de los contactos; investigación de conglomerados; distanciamiento físico, medidas de higiene de manos y personal y uso de mascarillas adaptado a la edad, y protección de los grupos vulnerables. Las iniciativas comunitarias destinadas por ejemplo a corregir los falsos rumores también contribuyen de forma fundamental a reducir el riesgo de infección.

Políticas, prácticas e infraestructura: velar por que se disponga de los recursos, las políticas y la infraestructura necesarios para proteger la salud y la seguridad de todo el personal de la escuela, incluidas las personas que corren mayor riesgo.

Aspectos comportamentales: tener en cuenta la edad y la capacidad de los estudiantes para comprender y respetar las medidas aplicadas. Es posible que a los niños más pequeños les resulte más difícil respetar el distanciamiento físico o el uso adecuado de las mascarillas. 

Protección y seguridad: el cierre y la reapertura de las escuelas puede afectar a la protección y la seguridad de los alumnos y es probable que sea necesario prestar especial atención a los niños más vulnerables, por ejemplo, en el momento de recogerlos y dejarlos en la escuela.

Higiene y prácticas diarias en la escuela y las aulas: distanciamiento físico mínimo de un metro y distanciamiento de los pupitres, higiene de manos y respiratoria frecuente, uso de mascarillas adaptado a la edad y medidas de ventilación y de limpieza del entorno para limitar la exposición. Las escuelas deben formar al personal y a los estudiantes sobre las medidas de prevención de la COVID-19, establecer un calendario para la limpieza y desinfección diarias del entorno escolar, las instalaciones y las superficies que se tocan frecuentemente, disponer puntos de higiene de manos y seguir las orientaciones nacionales y locales sobre el uso de mascarillas. 

Detección y asistencia a los estudiantes, profesores y otros trabajadores de la escuela que estén enfermos: las escuelas deben aplicar la política de «quédese en casa cuando no se encuentre bien», dispensar del requisito de presentar un certificado médico para justificar las ausencias, crear una lista de verificación para que los padres, los alumnos o el personal decidan si pueden ir a la escuela (teniendo en cuenta la situación local), asegurarse de que los estudiantes que han estado en contacto con un caso de COVID-19 se quedan en casa durante 14 días y plantearse la realización de pruebas de detección en la entrada.

Protección de las personas de alto riesgo: las escuelas deben identificar a los estudiantes y los profesores con un gran riesgo que ya padecían una enfermedad para elaborar estrategias con el fin de velar por la seguridad de dichas personas; mantener el distanciamiento físico y el uso de las mascarillas quirúrgicas, así como una higiene de manos frecuente y precauciones al toser y estornudar.

Comunicación con los padres y los alumnos: las escuelas deben mantener informados a los estudiantes y a los padres sobre las medidas que están aplicando para garantizar su colaboración y apoyo.

Medidas adicionales para las escuelas, como los controles de inmunización y los programas para ponerse al día de las vacunas pendientes: se debe garantizar la continuidad o la ampliación de los servicios esenciales, incluida la alimentación y los servicios de salud mental y apoyo psicosocial en los centros educativos. 

Distanciamiento físico fuera de las aulas: mantener una distancia de al menos un metro entre los estudiantes (todos los grupos de edad) y el personal, siempre que sea posible.

Distanciamiento físico dentro de las aulas:

en las zonas con una situación de transmisión comunitaria de la COVID-19, mantener una distancia de al menos un metro entre todas las personas de todos los grupos de edad en las escuelas que permanezcan abiertas. Con ese fin, se debe aumentar la distancia entre los pupitres y escalonar los recreos o descansos y las pausas para el almuerzo; limitar la interacción entre los alumnos de distintas clases y grupos de edad; plantearse reducir el número de alumnos por clase, o instaurar horarios alternos y garantizar la adecuada ventilación en las aulas.

En las zonas con una situación de transmisión por conglomerados de la COVID-19 se debe aplicar un enfoque basado en los riesgos para decidir si conviene mantener una distancia de al menos un metro entre los estudiantes. El personal debe mantener en todo momento una distancia de al menos un metro entre sí y con los estudiantes y deberá llevar mascarilla cuando la distancia de un metro no resulte práctica.

En las zonas con casos esporádicos o sin casos de COVID-19, los niños menores de 12 años de edad no deben estar obligados a mantener la distancia física en todo momento. Siempre que sea posible, los niños a partir de los 12 años deben mantener una distancia de al menos un metro entre sí.  El personal debe mantener en todo momento una distancia de al menos un metro entre sí y con los estudiantes, y deberá llevar mascarilla cuando la distancia de un metro no resulte práctica.

Aprendizaje a distancia: 

cuando los niños no puedan asistir a clase en persona, se debe facilitar que los estudiantes sigan accediendo a las tecnologías y los materiales didácticos (Internet, envío de mensajes, radio y televisión), por ejemplo, por cuanto respecta a la entrega de deberes y la retransmisión de las clases. El cierre de los establecimientos educativos únicamente debe contemplarse si no existen otras alternativas. 


Lista de verificación para padres o cuidadores y para los miembros de la comunidad

  1. Vigile la salud de sus hijos y haga que se queden en casa si están enfermos.
  2. Enseñe a sus hijos buenas prácticas de higiene y sea un ejemplo para ellos.
  • Lávese las manos frecuentemente con agua y jabón. Si no se dispone de agua y jabón, desinfécteselas con una solución hidroalcohólica que contenga al menos un 60% de alcohol. Si tiene las manos visiblemente sucias, láveselas siempre con agua y jabón.
  • En su hogar, asegúrese de disponer siempre de agua potable y de que los baños o letrinas están limpios y disponibles.
  • Recoja, almacene y elimine los desechos de forma segura. Tosa y estornude en un pañuelo de papel o en la parte interna del codo, y no se toque la cara, los ojos, la nariz y la boca.
  1. Invite a sus hijos a hacer preguntas y a compartir sus sentimientos con usted y con sus profesores. Recuerde que cada niño puede reaccionar al estrés de forma distinta; sea paciente y comprensivo.
  2. No estigmatice a los alumnos: deles explicaciones basadas en hechos y recuérdeles que se respeten entre sí.
  3. Pida a la escuela que le dé información y le explique cómo puede ayudar a garantizar la seguridad de sus instalaciones (por ejemplo, a través de las comisiones de padres y profesores, etc.).

Lista de verificación para niños y alumnos.

  1. En una situación como la que vivimos, es normal sentirse triste, preocupado, desorientado, asustado o enfadado. Recuerda que no estás solo. Habla con alguien en quien confíes, como tus padres o tus profesores, para aprender cómo protegerte a ti y a tu escuela.
  • Pregunta lo que necesites saber, infórmate y consulta fuentes fiables.
  1. Protégete a ti mismo y a los demás.
  • Lávate las manos con frecuencia, siempre con agua y jabón y al menos durante 20 segundos.
  • No te toques la cara y no compartas vasos, cubiertos, alimentos o bebidas con otras personas.
  1. Da ejemplo sobre el modo de mantenerse sano, tanto tú como tu escuela, tu familia y tu comunidad.
  • Explica lo que estás aprendiendo acerca de la prevención de enfermedades a tus familiares y amigos y, sobre todo, a los niños más jóvenes.
  • Sé un modelo de conducta, en especial para los miembros más jóvenes de la familia, estornudando o tosiendo en la flexura del codo y lavándote las manos.
  1. No estigmatices a tus compañeros y no te burles de los que estén enfermos; recuerda que el virus no respeta los límites geográficos, el origen étnico, la edad, la capacidad o el sexo.
  2. Si te sientes enfermo, díselo a tus padres, a otro familiar o a la persona que te cuide y pídeles quedarte en casa.

¿Cuáles son los riesgos en el transporte escolar?

En los desplazamientos de ida y vuelta a la escuela deben realizarse las siguientes adaptaciones para limitar la exposición innecesaria del personal o de la escuela:

  • Promover y establecer medidas de higiene respiratoria y de manos, el distanciamiento físico y el uso de mascarillas en los medios de transporte (por ejemplo, en los autobuses escolares), de conformidad con las políticas locales.
  • Proporcionar consejos sobre cómo realizar el trayecto diario hacia y desde la escuela de forma segura, incluso en transporte público.
  • Cuando sea posible, en los autobuses escolares, sentar a solo un niño en cada asiento y con una distancia mínima de un metro entre ellos. Tal vez sea necesario aumentar el número de autobuses por escuela.
  • Si es posible y seguro, deben dejarse abiertas las ventanillas del autobús, la furgoneta o los vehículos que se utilicen.

¿Recomienda la OMS que el personal y los niños utilicen mascarillas en la escuela? De ser así, ¿qué tipo de mascarillas?

En los países o las zonas con una intensa transmisión comunitaria de la COVID-19 y en los contextos en que no sea posible lograr el distanciamiento físico, se recomienda aplicar los siguientes criterios en relación con el uso de mascarillas en las escuelas: 

Se recomienda usar mascarillas de tela para prevenir la transmisión en la población en general en las zonas públicas, en particular cuando no es posible el distanciamiento, y en las zonas de transmisión en la comunidad. En algunas situaciones, los recintos escolares se deberán incluir entre estas zonas. Las mascarillas pueden ayudar a proteger a los demás, ya que los síntomas de la enfermedad no siempre aparecen inmediatamente después de la infección. Las decisiones relativas al uso de mascarillas u otros dispositivos para cubrir el rostro deben basarse en las orientaciones locales o nacionales. Si se utilizan mascarillas, estas deben ponerse, cuidarse y desecharse correctamente.

Es importante que las personas que se sientan mal se queden en casa y llamen a un profesional de la salud.

  1. Las mascarillas no deben ser obligatorias para los menores de cinco años.
  2. En el caso de los niños de entre 6 y 11 años de edad, la decisión de ponerles mascarilla se tomará partiendo de un enfoque basado en los riesgos, teniendo en cuenta:
    1. la intensidad de la transmisión en la zona en la que se encuentra el niño, así como los datos sobre el riesgo de infección y transmisión en ese grupo de edad;b. las creencias, costumbres y comportamientos;c. la capacidad del niño de utilizar correctamente la mascarilla y la posibilidad de que exista una supervisión adulta;d. las repercusiones que pueden tener las mascarillas en el aprendizaje y en el desarrollo;e. otras consideraciones relativas a las actividades deportivas o a los niños con discapacidad o con enfermedades subyacentes.
  3. Los niños y los adolescentes a partir de los 12 años de edad deben seguir las instrucciones nacionales sobre el uso de mascarillas que se aplican a los adultos. 
  4. Es posible que los profesores y el personal de apoyo tengan que llevar mascarilla cuando no puedan garantizar una distancia de al menos un metro con otras personas o cuando exista una situación de transmisión generalizada en la zona.

Tipos de mascarillas:

Se recomienda usar mascarillas de tela para prevenir la transmisión en la población en general en las zonas públicas, en particular cuando no es posible el distanciamiento, y en las zonas de transmisión en la comunidad. En algunas situaciones, los recintos escolares se deberán incluir entre estas zonas. Las mascarillas pueden ayudar a proteger a los demás, ya que los síntomas de la enfermedad no siempre aparecen inmediatamente después de la infección. Las decisiones relativas al uso de mascarillas u otros dispositivos para cubrir el rostro deben basarse en las orientaciones locales o nacionales. Si se utilizan mascarillas, estas deben ponerse, cuidarse y desecharse correctamente. 

La utilización de mascarillas por los niños y los adolescentes en las escuelas debe considerarse únicamente como un elemento de una estrategia para limitar la propagación de la COVID-19.


¿Existen recomendaciones específicas sobre la ventilación y el uso del aire acondicionado en las escuelas?

Sí, de ser posible vele por una ventilación adecuada y aumente el flujo de aire total en los espacios ocupados. La ventilación en el interior de los edificios ha de ser limpia y natural siempre que sea posible (por ejemplo, mediante la apertura de las ventanas) y el aire no se debe reciclar. Es necesario inspeccionar, hacer el mantenimiento y limpiar los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado de forma periódica si se utilizan. Es esencial contar con normas rigurosas de instalación, mantenimiento y filtración a fin de garantizar que sean eficaces y seguros. Plantéese poner en marcha los sistemas con el máximo flujo posible de aire exterior desde dos horas antes de que se ocupe el edificio y hasta dos horas después, según las recomendaciones del fabricante.


¿Qué elementos deben controlarse tras la reapertura de la escuela?

Se debe controlar lo siguiente: 

  • la eficacia de las actividades de notificación de síntomas, vigilancia, pruebas rápidas y rastreo de posibles casos;
  • los efectos de las políticas y las medidas en los objetivos educativos y los resultados de aprendizaje;
  • los efectos de las políticas y las medidas en la salud y el bienestar de los niños, los hermanos, el personal, los padres y otros familiares;
  • la tendencia del abandono escolar después de levantar las restricciones;
  • el número de casos entre los niños y el personal, y la frecuencia de los brotes en las escuelas a nivel local y nacional;
  • la evaluación de los efectos de la teleducación en los resultados de aprendizaje. 

En función de las conclusiones de esta vigilancia, deben hacerse nuevas modificaciones para seguir proporcionando a los niños y al personal el entorno más seguro posible.